Federico Balart. Pliego (Murcia), 1831-Madrid, 1905.
Educación en Pliego
Federico Balart nació un 22 de octubre de 1831, en Pliego
(Murcia). La infancia del poeta murciano se desarrolló con normalidad en
su pueblo natal. Cursó los estudios medios y aprovechó la biblioteca
familiar para cimentar su vasta cultura.
A la edad de diecinueve años marchó a Madrid, donde compaginó trabajo, estudio y su vocación: la escritura.
En Madrid comenzó su carrera como crítico literario
En la capital española se puede decir que comenzó su
carrera de escritor. Mientras cursa los estudios de Derecho hizo sus
pinitos en la literatura. Publicó sus primeras críticas literarias hacia
1861 en la prensa local. Primero fue el periódico Verdad donde,
firmando con el pseudónimo de 'Nadie', realizaba certeras e ingeniosas
críticas a las publicaciones y espectáculos de la época. Pronto pasó a
escribir en un periódico más serio e importante, La Democracia. En este
diario adoptó el sobrenombre de 'Cualquiera'.
Su vida política, una subida fulgurante
Era costumbre en la época ocultar la propia identidad bajo
un seudónimo. Tanto es así, que en algunos autores prevaleció el
sobrenombre antes que el verdadero nombre, como por ejemplo pasó con
Azorín.
En su caso el hecho de ocultar la identidad, podría estar
justificado por la carrera que paralelamente desarrollaba en política.
Destacaba por su brillantez, su honradez y rectitud. Llegó a alcanzar
los puestos de diputado y senador. En 1870 fue nombrado subsecretario
del Ministerio de la Gobernación y posteriormente Consejero de Estado.
Esta meteórica carrera para un hombre llegado desde un pueblecito de
provincias es realmente meritoria. Al retirarse de la política ocupa el
cargo de contable en el Banco de España.
La tragedia lo arrastró definitivamente a su gran pasión: la literatura
No obstante, su vocación y sus inclinaciones eran otras. El
triunfo en la esfera política no le llenaba suficientemente, si
conllevaba renunciar a su gran pasión literaria.
Abandonó la política y se encerró en sí mismo. Desapareció
de la vida pública y poco se supo de él durante doce años. Federico
Balart, permaneció en silencio, barruntando las que serían sus obras
literarias posteriores.
Hasta 1894 su labor literaria se limitó a trabajos
publicados en la prensa. Su fama literaria le viene sobre todo de su
libro 'Dolores', publicado cuando tenía 63 años. La tragedia había
entrado en su vida con la muerte de su esposa Dolores. En parte esa fue
la causa de su retiro y la inspiración de sus poemas. Regresó como
refugio a la escritura, reflexiva y, profundamente, fueron llegando las
obras.
Su otra gran pasión aparte de la poesía fue la prensa. Poco
a poco retomó su labor como articulista. Publicó nuevos espacios de
crítica literaria, trabajos breves como El prosaísmo en el Arte y
Novedades de antaño.
Homenajes y reconocimientos
Como reconocimiento a su dedicación al mundo de las letras, en 1891, La Academia
de la Lengua le convocó a sentarse en uno de sus escaños.
Lamentablemente no llegó a ocupar su puesto en tan insigne institución.
Dentro del mundo de la cultura, el cargo de mayor
trascendencia que ocupó fue el de censor y director artístico del Teatro
Español. Ostentando este cargo, tuvo a bien recomendar a Antonio
Machado en la compañía de María Guerrero y Fernando Díaz de Mendoza.
Su precario estado de salud y el infortunio que hubo de
padecer en sus últimos momentos, le precipitaron a la muerte. Murió en
1905, muchos de sus contemporáneos, los amigos insignes, lamentaron su
muerte y la pérdida que supuso para la poesía española.
El pueblo que le vio nacer, Pliego, le homenajeó con una
calle y un busto en la glorieta. También la población cercana de Mula
tiene una calle con su nombre. Y en el barrio de San Antolín en Murcia
otra vía honra la memoria de este insigne hombre de la cultura regional.
Obra
Doble faceta literaria
La obra de Federico Balart comprende dos facetas claramente
diferenciadas: poesía y crítica literaria. Como crítico publicó
profusamente en prensa bajo seudónimos a lo largo de toda su vida. Su
estilo se caracterizó por su frase certera, su agudeza irónica y el buen
gusto.
La poesía dolida
La poesía en cambio es de honda filosofía. Su obra se
contiene en dos pequeños volúmenes: Dolores y Horizontes. Los temas
universales de la muerte, el dolor, el amor truncado, la fe y el sentido
de la vida, se dejan rimar en su poesía con dulce cadencia. Incluso
cuando el tema tratado es tan amargo como la muerte de un ser querido,
sabe buscar el lado amable y resignado, del que aún guarda esperanzas de
un reencuentro.
Dos libros llenos de bella tristeza
El mayor mérito si cabe en la obra de este poeta fue
traducir con palabras sencillas el hondo y enmarañado lenguaje del dolor
humano. Dolores, su primer libro de poesía vio la luz en 1894. Consiste
en un arrebato de emociones hechas poesía, a la memoria de su esposa.
El fallecimiento de su esposa fue un hito, que supuso un verdadero
descenso a los infiernos del poeta.
El hilo conductor del poemario
es el canto fúnebre, por tanto cualquier tema que trate, se torna
solemne y con cierto aire taciturno. Los poemas llevan títulos como
Preludio, Relicario, Insomnios, Recuerdo, Aspiración o Restitución.
Su libro Horizontes, publicado
al poco, supone una luz de esperanza en el túnel. Más filosófico si
cabe que el anterior, pero menos sentido por otro lado. Se podría situar
a Balart dentro de una corriente de poetas filosóficos que en el siglo
XIX apostaron por una renovación de las formas y los temas de la poesía
tradicional. Nos referimos a poetas como Leopardi, Hugo, Byron, Shelley,
Núñez de Arce, Bartrina, Manuel Reina y un largo etc.
El pueblo de Pliego, le homenajeó con una calle y un
busto en el Jardín de la Glorieta. También , la población de Mula tiene
una calle con su nombre. Y en el barrio de San Antolín en Murcia otra
vía honra la memoria de este insigne hombre de la cultura regional
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